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jueves, 24 de marzo de 2011

EL MASAJE DEPORTIVO: ¿en qué consiste?

El masaje es tal vez, dentro de las técnicas fisioterapeúticas, la más apreciada por el deportista.
Realmente no existe un masaje deportivo especial, la diferencia estriba en el momento de la actividad deportiva en el que se aplique y en los objetivos terapéuticos que perseguimos.

Los objetivos generales serán:


- Preparar los tejidos para el esfuerzo deportivo, manteniéndolos en un estado óptimo.
- Prevención de lesiones tanto en entrenamiento como en competición.
- Recuperación de las lesiones que se presenten y de la forma física del deportista.


Durante la actividad deportiva se produce en el organismo el metabolismo de los principios energéticos aportados al sistema miotendinoso a través de la sangre. De este proceso se obtienen sustancias de desecho o catabolitos, que deben ser evacuados evitando que se aneguen los tejidos de sustancias altamente irritantes como el ácido láctico, derivados cálcicos, etcétera.

Así mismo se pueden producir a nivel microscópico micro roturas musculares, que dan lugar a procesos de inflamación, regeneración y remodelación tisular y que durarán mayor o menor tiempo en función de su gravedad.

El masaje en el deporte se puede clasificar en:


 Masaje preparatorio / precompetición

Aplicado preferentemente (aunque varía según los autores) entre las 6 y 24 horas previas a la competición, entrenamiento o actividad, para optimizar las capacidades elásticas y contráctiles de los tejidos. Es un masaje vigorizante.

Objetivos:

- aumento de la circulación sanguínea y por tanto enriquecimiento energético.
- aumento de la temperatura interna del músculo y de las propiedades viscoelásticas del tejido muscular y conjuntivo, que forma fascias, aponeurosis, tendones... garantizando una adecuada respuesta contráctil y tensión.
- eliminación de adherencias y mialgias (dolor muscular) localizadas.

Masaje de recuperación: 

Suele ser aplicado entre los 30 minutos y las 6 horas tras finalizar la actividad. Previamente el deportista debe realizar un enfriamiento activo que incluye disminución del ritmo, estiramientos, hidratación y normalización respiratoria y cardíaca.

Objetivos:

- drenaje de los desechos metabólicos.
- reducción del hipertono muscular y de los posibles espasmos.
- aumento del aporte sanguíneo.


En esta fase está muy indicado el Drenaje Linfático Manual (DLM) y es preciso evitar técnicas de masaje
muy intensas que puedan exacerbar un dolor inflamatorio, aumentando el tiempo de recuperación. Se pueden aplicar técnicas de roce, compresiones rítmicas, vibraciones segmentarias...

El masaje de recuperación supone una especie de "recompensa" psicológica al deportista por el esfuerzo realizado.

Masaje de mantenimiento:


Debe ser periódico. Se utiliza como medio de diagnóstico y de tratamiento, formando una parte más del programa de preparación del deportista.

Objetivos:

- eliminar cuadros de fatiga muscular.
- mantener la elasticidad natural del tejido muscular, tendinoso, fascial, ligamentoso...
- detección y eliminación de zonas de dolor muscular.


Se realizarán maniobras lentas y amplias como deslizamientos superficiales y profundos, amasamientos, fricciones... y además cualquier otra técnica de Terapia Manual que ayude a conseguir los objetivos anteriores en función de los hallazgos obtenidos durante la palpación y el resto de la valoración como pueden ser: tratamientos de puntos gatillo, Inducción Miofascial, etcétera.

Tanto los objetivos como evidentemente el masaje, variarán dependiendo del deporte que se practique, según sea de flexibilidad, fuerza, fondo o velocidad, ya que los procesos fisiológicos y bioquímicos que tendrán lugar en el organismo serán diferentes.

Será preciso modular el ritmo, velocidad y profundidad del masaje en función de lo que pretendamos conseguir.







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