El tinnitus o acúfeno es un fenómeno que consiste en la percepción de zumbidos, pitidos, silbidos, campanilleos o simplemente ruidos sin que los mismos procedan de ninguna fuente sonora fuera del cuerpo.
Tipos de tinnitus o acúfenos
Tinnitus o acúfenos objetivos, también llamados somatosonidos:
Son aquellos que también pueden ser
percibidos por otras personas adicionales al paciente, como por
ejemplo especialistas en enfermedades del aparato auditivo, etc.
Están generados por una fuente sonora procedente del propio
organismo. Aquí entraría principalmente el acúfeno de origen vascular (es de forma pulsátil) y el acúfeno somatosensorial.
Tinnitus o acúfenos subjetivos:
Son mucho más comunes que los
objetivos. Estos no son percibidos por otras personas distintas al
paciente por lo que muchas veces las causas y tratamientos son más
difíciles de determinar. Puede ser producido por una fuente no
sonora.
Se considera que en este caso se trata de un fenómeno puramente neuronal por incremento de la actividad espontánea de las neuronas en las vías auditivas, cuyo resultado sería el acúfeno.
Se considera que en este caso se trata de un fenómeno puramente neuronal por incremento de la actividad espontánea de las neuronas en las vías auditivas, cuyo resultado sería el acúfeno.
En el caso de un acúfeno central, el cerebro procesa incorrectamente los datos obtenidos de los nervios auditivos y como consecuencia produce un sonido o ruido no existente.
Existen en las actualidad distintas teorías sobre el origen de los acúfenos, pero su mecanismo de producción exacto aún se desconoce.
El acúfeno es considerado más bien un
síntoma con múltiples causas posibles: alteraciones otológicas,
neuronales o traumáticas, efectos adversos medicamentosos, déficit
nutricional, alteraciones metabólicas alimentación, depresión, y
desórdenes témporomandibulares o cervicales. Es frecuente que se den acúfenos causados por la afección de más
de un sistema.
Relación entre las estructuras craneofaciales y los síntomas en el oído
Dentro de la parte que nos compete a
nosotros como fisioterapeutas, existe un vínculo muy estrecho
anatómico y fisiológico entre el sistema auditivo (en este caso
principalmente el oído medio), el sistema estomatognático (conjunto
de órganos y tejidos situados en la región cráneo facial que nos
permiten por ejemplo comer, hablar, tragar, masticar, respirar,
succionar, ...) y el sistema somatosensorial (componentes del sistema
nervioso central y periférico que se encargan de recibir y procesar
estímulos que provienen del medio ambiente así como señales
internas, como tacto, temperatura propiocepción o la posición del
cuerpo en el espacio y la nocicepción o dolor).
Vínculo somatosensorial
Según algunas observaciones clínicas, en alrededor del 70% de los pacientes estudiados, los acúfenos pueden ser modulados por movimientos voluntarios y maniobras de contracción de la musculatura de la cabeza y el cuello.
A nivel del tronco cerebral, en
concreto en el núcleo coclear dorsal, se produce la llegada de la
información auditiva (recogida por el sistema auditivo periférico)
y de la posición de la cabeza en el espacio (propiocepción cervical
alta recogida por el sistema somatosensorial).
A partir de aquí el sistema nervioso
central procesa esta información, de manera que podemos deducir la
localización de la fuente de sonido en el espacio. Por tanto, a nivel
del núcleo coclear dorsal convergen informaciones procedentes de dos
sistemas distintos, pudiendo influirse el uno al otro.
El núcleo coclear posee numerosos circuitos internos con un papel activador o inhibidor neuronal, que contribuyen a analizar la señal auditiva y distribuirla de la mejor manera hacia los circuitos nerviosos superiores. Cualquier alteración que influya sobre el núcleo coclear dorsal, puede dar lugar a una sobre representación en la corteza cerebral de algunas frecuencias de sonido, dando lugar al acúfeno.
El núcleo coclear posee numerosos circuitos internos con un papel activador o inhibidor neuronal, que contribuyen a analizar la señal auditiva y distribuirla de la mejor manera hacia los circuitos nerviosos superiores. Cualquier alteración que influya sobre el núcleo coclear dorsal, puede dar lugar a una sobre representación en la corteza cerebral de algunas frecuencias de sonido, dando lugar al acúfeno.
Vínculo ligamentoso y articular
Articulación témporomandibular 1. Cóndilo de la mandíbula, 2. Arco cigomático del hueso temporal, 3. Disco articular. |
Existe una continuidad anatómica entre
la articulación témporomandibular (ATM), el ligamento
esfenomandibular y el oido medio, a través de los ligamentos
disco-maleolar (conexión entre la ATM y el hueso del martillo, que
forma parte de la cadena de huesecillos del oído y que está en
contacto directo con la membrana timpánica) y maleolar anterior
(expansión del ligamento esfenomandibular). Estos dos ligamentos se
unen al martillo separadamente tras atravesar la fisura
petrotimpánica.
Se considera que los desplazamientos
tanto del cóndilo mandibular como del disco durante los movimientos
mandibulares, puede inducir cierto movimiento en el martillo,
alterando la tensión de la membrana del tímpano y provocando
síntomas a nivel del oído.
Por otro lado, se ha observado que en
problemas de sobremordida (estudiado en pacientes que han perdido las
piezas dentales posteriores) existe un sufrimiento en la articulación
témporomandibular, que está situada justo por delante del oído. En
algunos de estos casos, los cóndilos mandibulares, se movían
excesivamente hacia atrás en el movimiento de cierre de la mandibula comprimiendo estructuras del oído como la trompa de Eustaquio, el
nervio aurículotemporal y el nervio cuerda del tímpano,
desencadenando síntomas otológicos..
Lo mismo puede ocurrir en caso de
luxación del disco e inflamación de estructuras vasculares
musculares y cápsuloligamentosas de la ATM.
Vínculo neuromuscular
Existen dos músculos ubicados en el
oído medio que son considerados por la literatura como "músculos
accesorios de la masticación", debido a que tienen una inervación
motora común por parte de la rama mandibular del V par craneal o
nervio trigémino, al igual que los verdaderos músculos de la masticación
(masetero, temporal, pterigoideos lateral y medial, milohioideo y
digástrico anterior). Son el músculo tensor del tímpano (o tensor
del martillo) y el tensor del velo del paladar (o periestafilino
externo).
ANATÓMICAMENTE ambos músculos están
conectados, ya que el m. tensor del tímpano se inserta en la
membrana timpánica y sus fibras a nivel del oído medio se
entrecruzan con las fibras de la porción más externa del m. tensor
del velo del paladar, en un pequeño tendón.
poniendo en tensión la cadena de huesecillos.
FUNCIONALMENTE, la trompa de Eustaquio es dependiente del m. tensor del velo del paladar. Su contracción durante los movimientos implicados en el acto de tragar, bostezar, estornudar, y la fase inspiratoria de la respiración, abre la trompa de Eustaquio permitiendo la aireación y ventilación del oído medio y equilibrando la presión entre éste y el medio externo.
El m. tensor del tímpano actúa como
"gatillo barorreceptor", es decir, cuando hay un aumento de
la presión ambiental externa, las fibras del m. tensor del tímpano
se acortan (ya que la membrana timpánica se abomba hacia el interior
del oído medio), y se dispara un mecanismo reflejo al núcleo motor
del trigémino, estimulándose la contracción tanto del tensor del
tímpano como del tensor del velo del paladar, manteniendo así el
equilibrio de presiones.
Por otro lado, tanto el m. tensor del
tímpano como el m. estapedial (inervado por el VII par craneal o
nervio facial) se contraen a la vez de forma
refleja muy rápidamente ante ruidos intensos y súbitos, protegiendo
al oído frente a traumas sonoros.
Entre todas las teorías propuestas
para explicar la presencia de acúfenos cuando no hay alteración a
nivel del oído, nariz o garganta, parece tener más peso, aunque no
está totalmente aceptada, la "hipótesis del espasmo muscular
reflejo". Se considera que los:
- Acúfenos objetivos:
Se producen por contracción rítmica y repetitiva de los músculos tensor del tímpano y estapedial, que al activarse producen un movimiento rítmico de la membrana timpánica. Este fenómeno se ha denominado "mioclonus palatino" y "mioclonus del oído medio".
Tambíén, en lugar del mioclonus,
puede producirse una contracción sostenida de estos
músculos, que originará pérdida auditiva, principalmente de los
tonos bajos, y que puede fluctuar produciendo síntomas episódicos
en el oído.
- Acúfenos subjetivos:
Existe una contracción refleja del músculo tensor del tímpano.
En estos casos lo que existe es una
alteración en la conducción del sonido en el oído medio, sin haber
una verdadera disfunción en el oído o en la trompa de Eustaquio.
Diversos autores sugieren que el espasmo de estos tres músculos corresponde a una contracción refleja secundaria al espasmo de la musculatura masticatoria, que podría estar producido por diversos factores, entre ellos por fatiga muscular, en muchos casos asociado a fases de bruxismo y estados de tensión emocional aumentada.
Los
trastornos témporomandibulares (tanto de la ATM como de los músculos de la
masticación) están muy frecuentemente asociados con otros síntomas otológicos como vértigo, inestabilidad, mareo, sensación de pérdida auditiva, sensación de
oído tapado y otalgia (dolor de oído). En un gran número de casos vienen acompañados de cefaleas (tanto tensionales como vasculares) y estrés.
Travell y Simons, en su manual de
puntos gatillo, hacen referencia a la existencia de acúfenos
unilaterales en presencia de puntos gatillo en la porción profunda
del músculo masetero y en el músculo pterigoideo externo del mismo
lado, explicándo
al igual que otros muchos autores, como un fenómeno sensitivo
referido o a través de la hipótesis del espasmo muscular reflejo.
Se describen también síntomas en el oído referidos de puntos gatillo en el esplenio de la cabeza y estenocleidomastoideo (principalmente de la porción clavicular).
Se describen también síntomas en el oído referidos de puntos gatillo en el esplenio de la cabeza y estenocleidomastoideo (principalmente de la porción clavicular).
Identificación del acúfeno somatosensorial
Sanchez y Rocha (2011) sugieren sospechar de acúfeno somatosensorial si el paciente presenta alguna de estas situaciones:
1. Antecedente de trauma en cabeza y cuello, prestar especial atención ante latigazo cervical y trastornos témporomandibulares.
2. Acúfeno asociado a manipulación en dientes, mandíbula o columna cervical.
3. Episodios de dolor recurrente en cabeza, cuello u hombro.
4. Coincidencia en el tiempo de la aparición o aumento del dolor y del acúfeno.
5. Aumento del acúfeno al adoptar posturas inadecuadas al descansar, al andar, al trabajar, o al dormir.
6. Periodos de bruxismo durante el día o la noche.
Durante la exploración realizaremos una palpación de la musculatura masticatoria y cervical en busca de puntos gatillo miofasciales.
Levinne et al. (1999) proponen pedir al paciente que realice movimientos activos de cuello, hombros, mandíbula y ojos y anotar si se modifican los acúfenos. Describieron una serie de contracciones isométricas que denominaron "Test Somático":
Fuente: Relación entre acúfenos y dolor orofacial: el acúfeno somatosensorial. Pozuelo Pinilla E., Pesquera Velasco J., Benito Vicente MC y De La Hoz Aizpúrua JL.
www.consejodentistas.es
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